Desconexión en la Quinta
Si hay algo que me encantó en Quinta D’Anta fue la tranquilidad y la armonía que se respira y se siente en cada uno de sus rincones.
Blanco, verde y azul son los colores predominantes. Blanco pulcro de sus instalaciones, pasillos y habitaciones. Verde vibrante del césped, las palmeras y los olivos que hay por la finca. Y azul cristalino del agua de la piscina.
En la Quinta tienes distintos ambientes, rincones para estar sola y desconectar, relajarte y leer al sol o tumbarte en una hamaca.
Si quieres estar rodeada de gente acércate al bar de la piscina, siempre habrá alguien, bien se un huésped o el propio personal que es muy agradable y te harán sentir como en casa.
Es perfecto si vas sola como yo, en pareja o en familia. Puedes tomarlo como tu punto base y hacer escapadas de un día a Coimbra, una visita a Oporto y siempre volverás a la tranquilidad de la Quinta.
Si lo que te gusta es el turismo activo puedes hacer rutas en mountain bike, rutas en moto, practicar padel o incluso hacer surf en Figueira da Foz con Portugal On Water
Los alrededores
Además, al lado de la Quinta está Maiorca, un pueblito portugués que bien merece un paseo por sus calles o acercarse a descubrir el exterior del Paço Real.
Portugal y su gente siempre merecen la pena, pero son rincones como este los que lo hacen aún más especial si cabe.